Un anuncio a la Iglesia de parte del Obispo Primado de la Iglesia Episcopal respecto a la Semana y el Día de Pascua:
Amado pueblo de Dios:
Cristo ha muerto.
Cristo ha resucitado.
Cristo volverá.
Estas afirmaciones están en el tuétano mismo de nuestra fe como seguidores de Jesucristo. En los oficios públicos de Semana Santa y Pascua, solemnemente contemplamos, conmemoramos y dedicamos de nuevo nuestras vidas como testigos de la vida hecha posible en la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Junto con la Navidad, la Semana Santa y la Pascua son los días más sagrados en nuestra vida común en Cristo.
La semana pasada expresé públicamente mi apoyo a los obispos que, en respuesta a la pandemia del COVID-19, decidieron “por un cierto período de tiempo. . . cancelar las reuniones presenciales para el culto público”. Escribo ahora sobre la necesidad de suspender las reuniones presenciales para el culto público, en la mayoría de los contextos, durante el tiempo sagrado de la Semana Santa y el Día de Pascua. Debido a que esta es una crisis de salud global, los principios de esta carta se aplican en toda la Iglesia Episcopal, incluso fuera de Estados Unidos.
El 15 de marzo, el Centro para el Control de Enfermedades recomendaba la suspensión de reuniones públicas en EE. UU. de más de 50 personas durante las próximas 8 semanas. El 16 de marzo, funcionarios del gobierno federal pidieron a las personas en Estados Unidos que “evitaran reuniones de más de 10 personas” durante los próximos 15 días. Es razonable suponer que algún tipo de recomendaciones que restrinjan las reuniones públicas se mantendrá durante algún tiempo.
Considerando este cambiante panorama, creo que la suspensión del culto público presencial es, en términos generales, la forma de proceder más prudente en este momento, incluso durante la Semana Santa y el Día de Pascua. Soy consciente también de que las situaciones locales varían. Los obispos deben tomar esta determinación, así como la duración de dicha suspensión, en sus respectivas diócesis, en función de la situación de salud pública en su contexto y las recomendaciones o requisitos de las agencias y funcionarios gubernamentales.
Es importante enfatizar que la suspensión de reuniones presenciales no es una suspensión del culto. Doy mi mayor aliento y apoyo al culto virtual.
En los Evangelios, las enseñanzas de Jesús sobre el camino del amor se acentúan durante la Semana Santa y la Pascua (véanse Juan 13-17 y Mateo 22: 34-40). La primacía del amor en los Evangelios recibe su máxima expresión a la sombra de la cruz. Este camino del amor desinteresado y sacrificial, el camino de la cruz, es el camino de Dios y el camino de la vida.
Es a partir de este amor por nuestros semejantes, nuestros prójimos, que renunciamos a la bendición de estar físicamente juntos para adorar. Al hacerlo, buscamos promover la salud y la curación necesarias en este momento.
Dios les bendiga y les guarde en la fe,
+Michael
Rvdmo. Michael B. Curry
Obispo Presidente y Primado
de la Iglesia Episcopal